La práctica regular de ejercicio, con la aprobación del médico, a menudo ayuda a aminorar las molestias físicas del embarazo y contribuye a la recuperación de la madre después del parto. Existe evidencia que la actividad física puede ser especialmente beneficiosa para las mujeres con diabetes gestacional. Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (American College of Obstetricians and Gynecologists, su sigla en inglés es ACOG), las mujeres que hacían ejercicio y se encontraban en buen estado físico antes del embarazo pueden continuar con su práctica durante todo el embarazo sin riesgo alguno. Las mujeres inactivas antes del embarazo o que presentan complicaciones médicas o relacionadas con el embarazo deben consultar a su médico antes de comenzar cualquier tipo de ejercicios durante el embarazo.
Todas las mujeres deben ser evaluadas por su médico antes del inicio o la implementación de un programa de ejercicios durante el embarazo.
La práctica de ejercicio puede presentar riesgos si la mujer embarazada padece alguna de las condiciones siguientes:
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