Aunque la mayoría de las picaduras de las garrapatas son inofensivas, varias especies pueden causar enfermedades que ponen en peligro la vida. Dos de estas enfermedades bien conocidas son la Fiebre de las Montañas Rocosas y la enfermedad de Lyme. Las picaduras también pueden transmitir tularemia (una enfermedad similar a una plaga en los roedores que puede transmitirse al hombre), recaída de fiebre y una nueva enfermedad llamada erliquiosis (una enfermedad abrupta que consiste en fiebre, erupciones de la piel, náusea, vómito y pérdida de peso).
La enfermedad de Lyme (LD) es una infección bacteriana de múltiples estadios, que afecta a múltiples sistemas, provocada por la espiroqueta Borrelia burgdorferi, una bacteria en forma de espiral transmitida en su gran mayoría por una picadura de garrapata. La enfermedad toma su nombre de Lyme, Connecticut, donde se identificó por primera vez en Estados Unidos, en el año 1975.
De acuerdo con los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC), la enfermedad de Lyme continua siendo una enfermedad infecciosa rápidamente emergente y es la causa principal de todos los casos de enfermedades transmitidas por insectos en Estados Unidos. La cantidad anual de casos informados ha aumentado 25 veces desde que comenzó el programa de vigilancia nacional en el año 1982. Cerca de 20.000 personas infectadas cada año en los Estados Unidos. La mayoría (el 95 por ciento) de los casos se presentan en Connecticut, Rhode Island, New York, Pennsylvania, Delaware, New Jersey, Maryland, Massachusetts, Maine, Minnesota, New Hampshire, y Wisconsin.
Las garrapatas prefieren vivir en las zonas arboladas, en las praderas de bajo crecimiento, en la costa y en los jardines. Dependiendo de la localización, entre menos del 1 por ciento hasta más del 50 por ciento de las garrapatas están infectadas con espiroquetas.
La enfermedad de Lyme es un problema de todo el año, aunque la estación de la garrapata se extiende desde abril hasta octubre, y las garrapatas están muy activas en la primavera y a principios del verano. Se han comunicado casos de la enfermedad de Lyme en 49 estados en Estados Unidos y en grandes áreas de Europa y Asia.
La lista de los síntomas posibles es larga, y los síntomas pueden afectar a todas las partes del cuerpo. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la enfermedad de Lyme. Sin embargo, cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente:
El síntoma principal es una erupción roja de la piel que:
Varios días o semanas después de la picadura de una garrapata infectada, un paciente normalmente experimenta síntomas parecidos a la gripa, tales como:
Al cabo de varios meses, pueden aparecer síntomas similares a los de la artritis, incluyendo la inflamación y el dolor de las articulaciones.
Otros síntomas pueden incluir los siguientes:
Algunas personas podrían desarrollar el síndrome de la enfermedad de post-Lyme (su sigla en inglés es PLDS), una condición conocida también como la enfermedad crónica de Lyme, caracterizada por un dolor persistente en los nervios periféricos y musculoesqueléticos, fatiga y trastorno de la memoria.
La enfermedad de Lyme es difícil de diagnosticar puesto que los síntomas no son consistentes y pueden imitar a otras condiciones de salud. El síntoma principal es una erupción de la piel, pero puede no estar presente hasta en un 20 por ciento de los casos.
El diagnóstico de la enfermedad de Lyme es clínico y debe ser realizado por un médico con experiencia en reconocer la LD. El diagnóstico normalmente se basa en los síntomas y en los antecedentes de una picadura de garrapata. Los exámenes generalmente se hacen para descartar otras condiciones y pueden realizarse exámenes de sangre y de laboratorio, aunque estos exámenes no son absolutamente fiables para el diagnóstico de la LD.
Se están llevando a cabo investigaciones para desarrollar y mejorar los métodos de diagnóstico de la LD.
Siempre consulte a su médico para el diagnóstico.
Su médico determinará el mejor plan de tratamiento basándose en su situación personal. La enfermedad de Lyme se trata generalmente con antibióticos durante un período de cuatro a seis semanas.
Se considerará el tratamiento basándose en éstos y otros factores:
Se producen recaídas y respuestas incompletas al tratamiento. Las complicaciones de la enfermedad no tratada en su fase temprana incluyen: enfermedad en las articulaciones, enfermedad neurológica, carditis y hospitalización, algunas con condiciones debilitantes crónicas.
Los seres humanos no desarrollan inmunidad frente a la LD y es posible contraer nuevamente la infección. En 1998, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó una nueva vacuna contra la LD denominada LYMErix. Sin embargo, ya que la vacuna no es 100 por ciento eficaz, la FDA recomienda seguir utilizando otras medidas preventivas. En el año 2002, el fabricante de LYMErix anunció que la vacuna ya no estaría disponible para la venta.
Entre las pautas generales para evitar la LD se incluyen las siguientes:
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