Si bien la mayor parte de los bebés que tienen dificultades con la lactancia tienen problemas relacionados con una cantidad insuficiente de leche, unos pocos se enfrentan al problema opuesto: recibir demasiada leche. A algunas madres les baja tanta leche que el bebé no puede ingerirla.
Si el bebé se atraganta, hace arcadas o se aleja del seno un minuto o dos después de haber empezado a comer, la causa puede ser la bajada excesiva de leche.
La mayoría de los bebés aprenden a controlar la bajada de leche a medida que maduran, pero hasta entonces se puede retirar al bebé del seno hasta que el flujo de leche disminuya. Pruebe ofrecerle un solo seno en cada alimentación. A algunas madres les resulta útil colocar al bebé de modo que la parte posterior de la garganta quede a mayor altura que el pezón; de este modo, la leche debe hacer un recorrido ascendente durante la bajada, lo cual hace que el flujo sea más lento. Otra opción consiste en tratar de bombear la leche a la bajada justo antes de amamantar.
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