Una infección es la invasión y la multiplicación de microorganismos en el cuerpo. El cuerpo puede responder de diferentes maneras, dependiendo del tipo de infección y de su alcance. Una enfermedad infecciosa está originada por uno o más de los siguientes organismos:
Las enfermedades infecciosas abarcan desde enfermedades comunes como un resfriado, hasta enfermedades mortales como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA, su sigla en inglés es AIDS). Según la enfermedad específica y el país (algunos países con higiene comunitaria deficiente todavía pueden experimentar enfermedades transmitidas a través del agua), una enfermedad infecciosa puede diseminarse en todas o alguna de las formas siguientes:
En los países desarrollados, la mayoría de las infecciones se disemina o propaga por transmisión sexual, el aire, la sangre y por contacto directo con la piel.
En el embarazo, las infecciones son una complicación común. En esta etapa, las mujeres pueden estar más susceptibles a los efectos de la infección porque el sistema inmune está suprimido naturalmente. Las infecciones pueden provocar problemas para el feto en desarrollo y poner en riesgo la salud de la madre. Algunos organismos que no causan problemas en las mujeres no embarazadas pueden ser peligrosos en el embarazo. Otros organismos no son dañinos para la embarazada, pero pueden serlo para el feto.
Los síntomas de una infección dependen en gran medida del organismo que la origina. Además, las mujeres que tienen una infección durante el embarazo pueden o no presentar síntomas obvios, o tal vez presentar síntomas diferentes de una infección. Los síntomas de una infección pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas médicos. Consulte siempre a su médico para el diagnóstico.
El diagnóstico de una infección depende de los síntomas y del historial de exposición al organismo. Pueden realizarse varios exámenes de rutina para descartar infecciones comunes. Algunos ayudan a determinar la inmunidad de la madre a una enfermedad infecciosa, como por ejemplo la rubéola. Otros, como los análisis de sangre, los cultivos o las muestras de tejido, sólo se utilizan cuando son necesarios para un diagnóstico.
El tratamiento específico de una infección será determinado por su médico basándose en lo siguiente:
Algunas infecciones, como las infecciones del tracto urinario, no se pueden prevenir. La prevención de otras infecciones depende del método de transmisión. Las mujeres pueden reducir el riesgo de contraer algunas enfermedades infecciosas evitando el contacto con el organismo que las origina. Por ejemplo, la toxoplasmosis, que se encuentra en las heces de los gatos, se puede prevenir evitando el contacto con las cajas sanitarias. Las enfermedades de transmisión sexual se pueden prevenir evitando el contacto sexual con una pareja infectada.
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