El síndrome maníaco depresivo, denominado también trastorno bipolar, se clasifica como un tipo de trastorno afectivo (o trastorno del estado de ánimo) que excede los altibajos normales, convirtiéndose en un serio trastorno clínico y una importante preocupación relacionada con la salud en este país. El síndrome maníaco depresivo se caracteriza por episodios periódicos de gran júbilo y felicidad, ánimo eufórico o irritabilidad (también llamados fase maníaca) a los que se contraponen episodios periódicos de síntomas depresivos clásicos.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta el cuerpo, el estado de ánimo y los pensamientos del niño. Puede afectar y alterar los patrones de alimentación, sueño y pensamiento. No es lo mismo que sentir tristeza o estar decaído, ni tampoco es indicio de debilidad personal, ni constituye un estado que pueda disiparse o modificarse a voluntad. Los niños que sufren una enfermedad depresiva no pueden simplemente "controlarse" y reponerse. A menudo es necesario realizar un tratamiento que incluso suele ser decisivo para la recuperación.
Existen tres tipos de depresión que pueden clasificarse en tres categorías principales:
Por año, más de 5,7 millones de estadounidenses adultos mayores de 18 años padecen esta enfermedad. Entre el 20 y el 30 por ciento de los pacientes adultos que sufren de trastorno bipolar declaran haber tenido su primer episodio maníaco antes de los 20 años. Cuando los síntomas aparecen antes de los 12 años, a menudo se los confunde con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD), un síndrome que generalmente se caracteriza por dificultades serias y persistentes que producen falta de atención o concentración, impulsividad e hiperactividad.
El síndrome maníaco depresivo afecta por igual a hombres y mujeres (aunque las mujeres son más propensas a la depresión que a la manía) y comienza a menudo en la adolescencia o juventud. Se ha mejorado la detección del síndrome maníaco depresivo en los niños pequeños, aunque continúa siendo difícil diagnosticarlo.
El síndrome maníaco depresivo suele manifestarse en miembros de una misma familia y se cree que, en algunos casos, se trata de una enfermedad hereditaria. Los antecedentes familiares de abuso de drogas también aumentan el riesgo de desarrollar este síndrome. Los investigadores continúan intentando identificar uno o más genes que puedan ser responsables de este trastorno.
A continuación se enumeran los síntomas más comunes del síndrome maníaco depresivo. Sin embargo, cada persona puede experimentarlos de una forma diferente.
Los síntomas depresivos pueden incluir:
Los síntomas maníacos pueden incluir:
En la fase maníaca, algunos adolescentes experimentan síntomas psicóticos que incluyen alucinaciones y, o delirios.
Para diagnosticar el síndrome maníaco depresivo, la persona debe mostrar síntomas de manía y de depresión en diversos grados, según la gravedad del trastorno. Los síntomas del síndrome maníaco depresivo, en especial en un adolescente, pueden parecerse a los de otros problemas (por ejemplo, abuso de drogas, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, delincuencia). Siempre consulte al médico de su hijo para obtener un diagnóstico.
Recurrir al diagnóstico y tratamiento temprano es crucial para la recuperación. A menudo, el diagnóstico se hace después de que un psiquiatra u otro profesional de la salud mental ha realizado un examen psiquiátrico y registrado los antecedentes médicos de manera minuciosa.
El médico de su hijo determinará el tratamiento específico para el síndrome de maníaco depresión basándose en:
Los trastornos del estado de ánimo, entre los que se incluye el síndrome maníaco depresivo, con frecuencia pueden tratarse de manera eficaz. El tratamiento siempre se debe basar en una evaluación exhaustiva del niño y la familia y puede incluir, solo o en combinación, lo siguiente:
Los padres desempeñan un papel vital de apoyo en cualquier proceso de tratamiento.
Un adecuado reconocimiento de los cambios extremos y variados del estado de ánimo asociados con el síndrome maníaco depresivo es fundamental para determinar un tratamiento eficaz y evitar las potenciales y dolorosas consecuencias de una conducta maníaca imprudente.
En la mayoría de los casos, es necesario un tratamiento preventivo a largo plazo para estabilizar los altibajos del estado de ánimo característicos de esta enfermedad.
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