El seguir un programa regular de ejercicio aporta numerosos beneficios, incluso para las personas que tienen limitaciones como el dolor de articulaciones, el dolor de espalda, la artritis o la osteoporosis, o las personas que se encuentran en el período de recuperación de una lesión o de una cirugía (por ejemplo, reemplazo de una articulación o artroscopia). Se ha demostrado que el ejercicio es beneficioso para las personas de todas las edades, ya que ayuda a disminuir la presión sanguínea, los riesgos de caídas y de lesiones graves (como fracturas de la cadera o de la muñeca), y retrasa la pérdida de la masa muscular y ósea del cuerpo. Además, el ejercicio ayuda a conseguir lo siguiente:
Nunca es demasiado tarde para comenzar un programa de ejercicio. Con la tecnología médica y los avances científicos actuales, el promedio de la expectativa de vida para los hombres y las mujeres está en aumento. Además, al vivir más tiempo, las personas buscan una calidad de vida mejor, y ponen un mayor énfasis en la vida independiente y saludable. El ejercicio es una excelente manera de mantener activas a las personas mayores, pero debe realizarse con precaución. El ejercicio no tiene que ser vigoroso para ser provechoso. Incluso una caminata alrededor del parque o 30 minutos de trabajo en el jardín pueden ayudar al cuerpo y a la mente de cualquier edad.
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